8 DE MARZO, DÍA DA MULLER TRABALLADORA
Hoy celebramos el día de la mujer trabajadora, pero no como una fiesta que pretenda
conmemorar la incorporación femenina al mercado laboral, sino como una
reivindicación, como una llamada de atención que visibilice la situación actual de la
mujer en su entorno de trabajo.
Mujer, que debe esforzarse más, ser siempre mejor, para estar bien considerada como
profesional, mujer, que, aun desempeñando los mismos puestos, por las mismas horas,
cobra menos que sus compañeros varones, mujer, sobre la que flota un techo de cristal
que impide que alcance puestos mejores, de mayor responsabilidad, más reconocidos (y
mejor pagados), mujer, que además de trabajadora, aún debe conciliar su profesión con
las labores del hogar y su rol como madre.
No pretendo ensalzar a la mujer, pues en el discurso de la excelencia se esconden los
machismos que nos envuelven hoy en día, la mujer-superheroína, que lo puede todo,
que lleva el negocio, la casa, los hijos… No debería existir. ¿Pues no es acaso un hogar
fruto de una decisión común? ¿Acaso eso no es impedirle al varón disfrutar de su rol
como padre, no es privarle de desarrollar sus emociones y poder mostrarse como es?
Décadas después de que nuestras antepasadas saliesen a la calle a pedir el voto
femenino, a pedir los mismos derechos, a abogar por la igualdad, aún necesitamos un
día que nos recuerde, un día que visibilice nuestra causa, nuestra lucha, para que
dejemos de ser, como bien dijo madame Beauvoir, “el segundo sexo”, un ser humano de
segunda, de peor categoría y nos podamos reafirmar en nuestra feminidad, igualarnos a
varones, sin sobrepasarlos ni vernos menguadas ante ellos.
Hoy celebramos el día de la mujer trabajadora, y un año más alzamos la voz para que
mujeres de todo el mundo puedan alcanzar los mismos derechos dignificadores que los
hombres, para que podamos acceder al mismo tipo de educación, a los mismos puestos,
para que sectores, como el de la limpieza, no estén reservados sólo para nosotras,
porque mujer o niña no signifique “débil”, ni “delicado”, para que las princesas de los
cuentos luchen por conquistar su propia mano, para que el mundo en el que vivimos
deje de excluirnos deliberadamente, para que una educación en igualdad sea posible.
Feliz ocho de marzo, ojalá llegue el momento en que este día, solo sea una fecha más en
el calendario, o que solo nos valga para recordar lo que hemos sido y hasta donde
hemos llegado. Hasta entonces, debemos seguir luchando.
María Abalo de Dios.
MANOS
Manos que acarician, que consuelan que
acompañan
manos con olor a tierra, a mar, y a mil lágrimas enjugadas
manos que curan, manos que peinan, que luchan
manos, que mecen, que agarran fuerte, son manos
que acurrucan
manos con sabor a limpio, manos con sabor a
sudor
manos que a veces tienen frío pero que siempre
dan calor
manos que construyen, que levantan y que empujan
manos con asperezas , son manos que se arrugan
manos de una madre, son manos que dan la vida
manos que cuidan personas, manos que curan heridas
manos que escriben poemas, manos que abren
caminos
manos que señalan al hombre su senda y su
destino
manos que arreglan las redes, manos que agarran arados
manos que cosen la vida cuando esta rota a
pedazos
manos que trabajan duro dentro y fuera de casa
manos que a veces trabajan por una recompensa
escasa
son las manos de tu madre, de tu amiga de tu
amada
son las manos de la mujer injustamente
valorada
Por eso gritemos muy fuerte, gritemos aquí y ahora
Viva el 8 de Marzo , viva la mujer trabajadora!!
José Luis Abalo Castro